Por primera vez hubo un acto oficial en el secundario de Agustín Álvarez al 1.400 para recordar a Eduardo Muñiz, María y Leonora Zimermann, Pablo Meijide, Liliana Caimi, Gerardo Szerzon, y Leticia Veraldi. Es la Media Nº 6, que se conoce como Nacional de Vicente López. Este año se colocaron placas con los nombres de las víctimas; y se repararán sus legajos para indicar el verdadero motivo de la ausencia a clase.

La fecha fatídica fue el 23 de octubre de 1976 con una recidiva el 4 de julio de 1977. La última dictadura secuestró y asesinó a Eduardo Muñiz, María y Leonora Zimermann (hermanas), Pablo Meijide (hijo de la ex ministra Graciela F. Meijide) Liliana Caimi -embarazada-, y Leticia Veraldi (`77). A Gerardo Szerzon lo habían asesinado en abril.

Tras más de 40 años sin embargo, las autoridades de la Escuela Media jamás se dieron por “enteradas”. Y cerraban las puertas o desautorizaban el recuerdo de las y los alumnos. Todo hace pensar que por complicidad, es decir, para no dejar en evidencia que la institución colaboró con la represión ilegal de sus propios alumnos.

La semana última finalmente las cosas se pusieron en su lugar. Pero tuvieron que llegar al colegio el titular de Cultura y Educación bonaerense, y el director provincial de Educación Secundaria para que las autoridades del colegio dejaran de mirar para otro lado. Durante toda la semana hubo actos para recordar a las y los estudiantes.

Desde hace años en las veredas del colegio se los recuerda. Hay una baldosa por la memoria -que fue vandalizada y reparada-. En el profesorado del ISFD Nº 39- que comparte el edificio- los familiares de las víctimas, organismos de derechos humanos, y el sindicato SUTEBA si podían ingresar y recordar a las y los jóvenes.  

Hasta ser Victoria

Adriana Taboada, Victoria Montenegro y Vera Jarach.

En la semana el primer recuerdo fue el martes 25. En un salón del ISFD Nº 39 la madre de Plaza de Mayo, Vera Jarach, y la referente de la Comisión Memoria Verdad y Justicia Zona Norte, Adriana Taboada -también ex alumna- acompañaron la presentación de un libro por la legisladora de la CABA, Victoria Montenegro.

Victoria supo su verdadero nombre a los 25 años. Hasta ese momento sus apropiadores la llamaban María Sol. Recién nacida, fue secuestrada en William Morris, provincia de Buenos Aires, por un grupo de tareas del Ejército,  junto a sus padres, Hilda Ramona Torres y Roque Orlando Montenegro.

Victoria fue apropiada y adoptada en forma ilegal por el oficial del Ejército, Herman Antonio Tetzlaff, que estuvo en el ataque a la familia, y por su mujer María del Carmen Eduartes. En el libro que presentó el martes -Hasta ser Victoria- relata el proceso hasta reconocerse como una niña apropiada y reconocer su verdadera identidad.

La joven legisladora recordó que vivía en una situación de violencia familiar, incluso sin saberse apropiada. Hacia el final de la charla, Montenegro describió la complejidad del camino para reconocerse apropiada. También consideró que el recorrido hacia la verdad es muy largo y reconoció que “todavía me falta la justicia por mis padres”.

Luego Vera Jarach (94), con una lucidez impensable en alguien que redondea el siglo de vida- recordó la lucha de su hija Franca Jarach en el nacional de Buenos Aires. La relacionó con las toma en secundarios de la CABA en la actualidad, donde se reclama por la calidad de las viandas y “las prácticas” laborales que no son tales. 

La Madre de Plaza de Mayo-Línea fundadora también se refirió a la vida en democracia. Valoró la participación. Y sobre la tarea de los organismos de derechos humanos descartó cualquier motivación de odio o venganza contra los victimarios. “Nunca el odio” señaló con vehemencia, pero reafirmó: “Nunca el silencio”.

Jarach consideró que con el paso de los años la memoria debe mantenerse. Valoró el libro de Victoria Montenegro, como parte de la memoria por lo ocurrido en los años de dictadura, y consideró: “El negacionismo se cae a pedacitos cuando una persona como vos, y otros, deciden contar todo”.

Durante la presentación, la alumna, Luana Tanoira, estudiante del profesorado de Biología, en el ISFD Nº 39, recordó a Leticia Veraldi. Los familiares de la joven nunca cejaron en mantener la memoria sobre la joven y sus compañeros de secundaria secuestrados y asesinados. Y participan activamente cada año en los actos.

Dos actos en un día

El viernes 28, a la mañana, dentro de la Escuela Media Nº 6 el titular de Educación y Cultura bonaerense, Alberto Sileoni, no solo anunció que el acto de recordación jamás se volverá a hacer en las veredas de la escuela. También informó que se repararán los legajos del “Libro matriz” de la escuela, donde no figura el destino de las y los chicos.

Tanto Sileoni, como el director bonaerense de Secundaria, Gustavo Galli pusieron de relieve que aunque los profesores del establecimiento organizaban el recuerdo en la práctica, el acto era institucional y estaba avalado por una política pública. Por lo tanto las autoridades del establecimiento no tenían que eludirlo, sino tomarlo.

Por curioso que parezca, aunque todos saben que los siete estudiantes secundarios -en rigor hay más de 24 que pasaron por esas aulas con igual destino- fueron secuestrados y asesinados por su compromiso social y político, en ese libro solo se asentó que “quedaron” libres por ausencias o “abandonaron” sus estudios.

También estuvo la Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Taty Almeida -docente además-  que se dirigió directamente a las y los alumnos. Luego se sacó fotos y recorrió con ellos la escuela. “En alumnos como ustedes -afirmó la comprometida Madre- viven los 30.000 detenidos desaparecidos".

Durante el acto oficial dentro de la escuela, asimismo, se descubrieron las placas con el nombre de los y las alumnas. Se colocaron a la entrada de diferentes aulas en las plantas baja y alta del colegio. Por la tarde-noche, en el ISFD Nº 39, se volvieron a descubrir las placas y el acto se realizó con alumnos y alumnas del profesorado. 

Un antes y un después

En diálogo con Presa Libre, el profesor, Oscar Edelstein, de SUTEBA Vicente López, valoró lo “formal e institucional” del acto en la Media Nº 6. Edelstein, que también desde hace años mantiene vivo el recuerdo de las y los alumnos, evaluó como “significativo” el impulso a las autoridades del colegio para que dejen de ignorarlos.

Luego Taboada señaló: “Este año marca un antes y un después” dado que “pudimos poner placas de las y los alumnos dentro de la escuela. Y vino el director de Educación y Cultura de la provincia lo cual implica un respaldo político institucional que la Escuela Media Nº 6, que ha sido siempre refractaria, ya no podrá ignorar más”.

Taboada -una reconocida militante por los derechos humanos en la Comisión Memoria Verdad y Justicia Zona Norte- explicó que al presente se sabe que al menos 27 ex alumnos de la escuela fueron secuestrados y asesinados por la dictadura. “La hipótesis con la que trabajamos es que en la escuela han sido cómplices”.

Para Taboada “la razón por la cual siempre cierra las puertas, nos niega la posibilidad de mantener la memoria aquí adentro y no puede reconstruir su propia historia, es porque ha sido parte”. La ex alumna valoró que “se reparen los legajos de nuestros compañeros para que digan que los secuestraron, y no que abandonaron u otra cosa”.

Volvieron para quedarse

Taboada explicó también la importancia de que “se haya recuperado el rol de la escuela como transmisora de verdad. Hay que reconstruir la verdad de esta escuela”. Además vio positivamente que se haya establecido “que nunca más va a haber un acto en la puerta por nuestros compañeros. Nunca más”.

Con emoción por lo acontecido dentro de la escuela, Javier Veraldi, el primo hermano de Leticia, explicó: “La escuela siempre nos había cerrado las puertas. Pero ahora las placas de nuestros familiares, alumnos de la escuela, están en las puertas de las aulas. Es decir, de alguna manera volvieron para quedarse”.

Veraldi reveló que en su momento “los alumnos secuestrados y desaparecidos de esta escuela comenzaron a faltar y se les colocaba “ausente”. En el boletín y en los legajos de la escuela figuran así. Que se abran los legajos sirve para dejar en claro que no vinieron más porque fueron secuestrados por el Estado represivo”.

Veraldi reveló, asimismo, que de la escuela media “nunca nos llamaron para nada”. Aunque reconoció que sí los contactaron ex compañeros, profesores y organismos de derechos humanos para los actos. “Pero siempre eran en la calle. Por eso hoy decimos que volvieron a la escuela. Esto es lo que cambió, Lo importante” afirmó.