En esta entrevista Belén Roldan (33) Victoria Serrano (31) y Érika Neufellner (32) relatan cómo formaron la comisión de hijos e hijas de veteranos de Malvinas de Tigre; recuerdan como se trataba el tema Malvinas en la casa de la infancia y en la relación con sus papás ex combatientes la experiencia infantil. Y explican que se preparan para seguir la lucha de sus padres para que no se los olvide.
Hijas e hijos de ex
combatientes: Con el corazón en Malvinas
Érica (32) es hija de Marcelo Neufellner, vecino de El Talar, panadero de oficio antes de la guerra de Malvinas. Belén (33) es hija de Claudio Roldán, también de El Talar, chofer de colectivos y camiones. Y Victoria (31), es hija de Ruben Serrano, electricista matriculado antes de la guerra. Los tres papás son ex combatientes de Malvinas.
Érica, Belén y Victoria conformaron la agrupación de Hijos e Hijas de ex Combatientes del partido de Tigre “Con el Corazón en Malvinas”. En esta entrevista relatan cómo vivieron en la infancia el tema Malvinas; la experiencia familiar y escolar. Los interrogantes de los primeros años. La comprensión en la adultez.
Y también señalan cómo decidieron agruparse y continuar con la lucha de sus padres por la soberanía de las islas, por supuesto, pero también por los derechos de los veteranos de la guerra. Y para que el sacrificio de aquellos jóvenes y la lucha de quienes volvieron, y el reconocimiento continúe y nunca se olvide.
Entre sus proyectos, puertas adentro, está el de conformar una comisión con personería jurídica, para poder ser parte de la subsecretaría de Hijos de la Federación provincial de ex combatientes. Además la personería les permitirá gestionar actividades y apoyos que no llegarían sin esa constitución formal.
No obstante, a lo largo de la entrevista se ve que esto es una formalidad. Las y los hijos de ex combatientes sienten, con el corazón, que son la posta de sus padres. Que reciben el legado para expandirlo. Y cuando llegue el momento lo van a transferir a los nietos que son sus hijos, y estos tal vez puedan ver independizadas las islas.
¿De la infancia
recuerdan qué se hablaba con ustedes de las experiencias de sus papás en
Malvinas?
Victoria (V.): En casa mi papa
es muy reservado; obviamente todos sabíamos que era veterano de Malvinas. El 2
de abril era una fecha muy importante, como lo sigue siendo. En el colegio
también sabían y me acuerdo que me preguntaban ¿Qué te cuenta tu papá? ¿Y qué
te dice tu papá? Las maestras también, me acuerdo… Pero el problema era que en
mi casa mi papá no hablaba del tema. No hablaba. Y yo no sabía, por qué no me
contaba. Si bien yo tengo pocos recuerdos de cuando era chica, él contando
cosas de lo que vivió (piensa) poco y nada (enfatiza). No me quiero adelantar.
Pero yo pensaba que era el único así, hasta que me encuentro con el grupo de
hijos y conversamos. Yo decía: no puede ser que mi papá no me cuente. No sé ¿Pasó
frío o hambre? ¿Qué vivió? Mi viejo no usa ropa camuflada como otros veteranos,
no le gusta. Ahora de más grande entiendo el porqué, lo comprendo.
Érica (E.): En mi casa igual.
Mi papá tampoco hablaba mucho del tema. Si sabía que mi papá había sido combatiente.
No sabía, por ahí, la dimensión de lo que había vivido en aquel momento. Si
recuerdo que los 2 de abril nos juntábamos los padres, los hijos muy chiquitos.
Ellos lloraban y no sabíamos bien porqué.
Y yo después más grande fui sabiendo las cosas por otros compañeros de
él, pero no por él. Me preguntaban y yo no sabía qué responder. Me costó un
montón también asimilar que él había pasado esa situación. De grande recién
empecé a decir “¡Guau!
Belén (B.): Me pasó igual que a ellas dos. Salvo que no tenía noción de que mi papá era veterano porque en casa no se tocaba el tema directamente. No tengo recuerdo de haberle dicho a un compañero de la escuela “mi papá es veterano” hasta pasados los 10 años, por lo menos. Después de mis 10 años sí. Lo vi dos veces en el acto del colegio por el 2 de abril. Pero él no hablaba. Acompañaba a otros veteranos. Ahí recién empecé a saber que era un “veterano de Malvinas”. Quienes eran y demás. También coincido con Vicki en que cuando una va creciendo empieza a preguntar. Yo empecé en mi adolescencia. Igual me contó poco y nada porque era demasiado reservado. Los recuerdos no lo dejaban conversar con nosotros. Recuerdo que recién cuando yo tendría 15 o 16 años él se empezó a juntar con otros veteranos a hablar. Y ahí yo empecé a conocer su historia en Malvinas pero a través de otros veteranos.
¿Recuerdan haber visto reuniones, en la casa, con amigos o compañeros ex combatientes de los papás un 2 de abril u otro día?
Belén, Victoria y
Érica a coro:
No, no, cuando éramos chicas no…
V.: Bueno, ahora que recuerdo, mi papá si alguna vez, con dos o tres veteranos y compañeros de la escuela de ingenieros.
¿Y en lo íntimo de
la familia, primos, tíos, tampoco surgía el tema?
V.: Mi familia siempre
lo acompañaba. Mis abuela, mis tías, en casa mi mamá, nosotros con mi hermano
Fran. Pero no surgía el tema. Todos lo respetaban. No sé si tendrán que ver las
redes sociales. Hoy es más accesible tener llegada. Yo soy fanática de River y
en el grupo de cancha todos me preguntan. Mi papá también es de River, de hecho
el otro día fuimos juntos a la cancha, y la pulserita de la platea no se la
sacó en todo el fin de semana (se ríe complacida). Y llevó la bandera del
centro.
E.: Es muy similar en
cada grupo de familia de los hijos. A ella le pasó, a ella y a varios de los
hijos. Hace 20 años atrás no se hablaba de esta manera.
B.: Creo yo que
también era la época. Ahora se habla mucho más del tema. Se comparte mucho más.
No se hablaba de la experiencia individual de cada veterano ni de la guerra. Se
empezó a visibilizar muchos años después. Hoy está la familia toda unida
malvinizando, diciendo que la lucha sigue y Malvinas no quedó en el ´82. Se
reconoce de otra manera. Se piensa y se vive de otra manera
¿Cómo surge la agrupación de hijas e hijos?
B.: Hace cinco años
más o menos… Nosotros en este centro nos juntamos desde hace muchos años como
familia. Cuando el centro empezó era una casilla, arboledas, todo tierra. Fue
creciendo de a poco. Y nosotros empezamos a conocernos como hijos, sin grupo ni
nada. Hace cinco años entonces, más o menos, los veteranos nos dijeron “tienen
que juntarse, conocerse”. Y siempre quedó eso de que ellos quisieron que
nosotros nos juntemos. Y hace un par de años nos enteramos de que en la
Federación de la provincia de Buenos Aires (de ex combatientes y veteranos)
había una subsecretaría de hijos. Y en 2021, en octubre, nos invitan a que como
hijos vayamos y conozcamos la subsecretaría y para ver si nos animábamos aquí
en Tigre. Fuimos tres chicos y yo. Conocimos de varios lugares de la provincia,
José C. Paz, La Matanza, San Isidro, Punta Alta.
¿Les gustó la experiencia?
B.: Si pasamos una
hermosa tarde. Les contamos a los veteranos y empezamos a contactar hijos
V.: Si. Por whatsapp
se fueron sumando a un grupo. Estábamos todavía en pandemia. Los primeros
encuentros con los otros centros eran por zoom. El primer 2 de abril, después
de eso, que fue justo para los 40 años (de la guerra de Malvinas) vinieron un
montón de veteranos con sus hijos. Y no podían creer que había un grupo de
hijos en Tigre. Nuestro homenaje lo hicimos acá al otro día del 2 de abril
B.: Desde octubre del ´21 a abril del ´22 eran los que íbamos reclutando, por decir de alguna manera. Otros se sumaron recién ahora.
Ustedes tres coinciden en la edad ¿Hay esa coincidencia en los grupos en general?
E.: Hay de todas las edades. Una de las más chiquitas tiene 12, 13 años ahora. Es Anto, de acá del grupo. La mayoría tiene entre 20 y 30 años. De veteranos en general también hay más chiquitos.
¿Qué piensan
ustedes de la soberanía?
B.: Para mí las
Malvinas son argentinas. Lo que se espera es que no haya otra guerra. Que
podamos recuperarlas diplomáticamente. Antes de involucrarnos no teníamos
noción. Sobre la soberanía no habíamos hablado nunca. Era compartir, hablar,
más una cosa afectiva que “legal” entre comillas ¿no? Malvinas lo siento desde
el corazón.
E.: Son Argentinas.
Están en nuestro territorio. Antes sonaba como algo más en la escuela. De los
libros. Pero que las hayan usurpado no significa que no son nuestras.
V: Va a llegar el día en el que se pueda volver a poner la bandera. Hay muchos veteranos que fueron. Mi papá, por ejemplo, no quiere ir. Yo le dije un montón de veces “me encantaría ir, por con vos”, pero no quiere ir hasta que no esté la bandera. Yo lo respeto.
¿Por qué sintieron
que, como les pedían los veteranos, si tenían que juntarse?
V.: Cuando me entero
de la secretaría y de que en los partidos había grupos de hijos y nos empezamos
a juntar noté lo que decía antes. Charlamos, empezamos a hablar de nuestros
papás. Y coincidíamos en que eran reservados. Desde allí tuve una conexión con
mi papá que no habíamos tenido antes. Me cuenta cosas que cuando era chica no
contaba, y más emocionales. Creo que me lo permití preguntarle, cuando los
otros hijos me dijeron que a ellos les pasaba lo mismo. No es que eran
“reservados”, no hablaban. Yo decía que era una lucha de mi papá. Pero entendí
que ellos quieren que no los olviden.
B: Que no quede en
los libros solamente. Ellos en algún momento se van a ir. El año pasado (en
2022) perdimos dos (se refiere a Alejandro Vasco y Patricio Louzao) que los
queríamos mucho acá. Y que nos querían. Recuerdo que en conversaciones con el
Vasco (su apellido también era sobrenombre amistoso) él me decía “ustedes
tienen que juntarse, inviten a otros chicos, tratemos de hacer algo,
búsquenlos”. Ellos querían compartir. Yo me di cuenta de que a ellos les
faltaba que nos unamos nosotros, sus hijos. Nosotros nos juntamos y ellos
vienen. Nos arman un asado. Les gusta que estemos juntos. Les contamos y les
avisamos que íbamos a formar el grupo de hijos, no queríamos pasarlos por
arriba. Sonrieron y nos pusieron a disposición el lugar.
E.: Queremos acompañarlos en todo. Seguir con su lucha y su legado. Ellos quieren que el centro siga, que no se vaya con ellos. Acá se hacen muchas actividades solidarias. Juntamos ropa, alimentos. Cuando ellos ya no estén nosotros seguiremos teniendo el 2 de abril. Malvinizando. Haremos lo que ellos hacían. Con los colegios. Para el día del niño también.
¿Qué actividades
programaron como agrupación de hijos e hijas?
V.: Los veteranos
todos los años tienen sus olimpiadas a nivel nacional. Nosotros el año pasado
(2022) hicimos nuestras “olimpiaditas”. Las hicimos acá a nivel provincial, lo
hablamos con la subsecretaria antes, claro. Era amistoso, pero fue el primero.
La sede suele ser acá, a nivel provincial de los veteranos, porque es el centro
más grande; y nosotros aprovechamos eso. Pero este fue el primer encuentro de
hijos.
E: Aprendimos un
montón. Conocimos otros centros.
B.: Eso es algo que el vasco nos decía siempre, que nos juntemos a hacer deporte. Y juntarnos con otros centros.
¿Y qué tienen en
carpeta?
V.: Nosotros vamos con
lo solidario porque nuestros padres nos inculcaron eso. Ser solidarios. Surgió
lo del buzón en el acto del 2 de abril (se refiere a un buzón para dejar
mensajes actuales a los ex combatientes, que instalaron en la plaza de Gral.
Pacheco), con la subsecretaría de Hijos.
B.: Tuvimos el último
congreso del año de Hijos acá en Tigre. Y uno de los proyectos era malvinizar
en las facultades. Con profesores de historia. La idea es que acompañemos a los
veteranos, nuestros papás, y la causa de Malvinas quede a través de la
generaciones.
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