Ver morir un bosque bajo el paso de las topadoras es estremecedor. Se escucha el
estruendo de la máquina que avanza, el tronco que se quiebra, y se siente
cómo el árbol ya no resiste.
Es muy angustiante. Un ecosistema que debería ser protegido es
arrasado en segundos. Y la casa del yaguareté se convierte así en
un paisaje desolador.
#QuedateEnCasa es cada vez más difícil para él.
Empresarios y gobernadores continúan avanzando sobre el
bosque para liberar terrenos. De esta manera, consiguen ampliar el
lugar para plantar soja y aumentar la ganadería intensiva.
El yaguareté es Monumento Natural Nacional, pero su presencia no
puede quedar solo en un billete. Queremos que siga viviendo en su
hogar.
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