El cinéfilo Alberto Míguez, presentó su libro, “Solo para amanes de cine-En continuado”. Es el segundo de una saga que ya tiene el tercero en marcha y el cuarto acomodando los temas. Igual que el primero de 2022 -cuyo título es “Solo para amantes del cine”- lo editó Ediciones AqL. E igual que el primero, lo presentó Míguez en la Biblioteca Sudestada. En esta oportunidad acompañado con el periodista, Roberto Brey, autor del prólogo, y del editor, Luis Alberto García, que aportó las ilustraciones.  

Brey, Alberto Míguez y García.

Solo para Amantes del cine: la saga de Alberto Míguez

 “(..) Y creo que es importante este tomo, más que nada, porque complementa lo anterior. Es más diverso. Contribuye al conocimiento general sobre el cine y los distintos aspectos en que se puede desarrollar el cine”. El periodista, Roberto Brey, se refiere a, Solo para amanes de cine-En continuado, la segunda obra de una saga que se propuso hace años, Alberto Míguez.

El director de Prensa Libre; el propio Míguez y el editor, Luis Alberto García presentaron el libro el sábado último en la Biblioteca Sudestada, de Puente Saavedra. Míguez es uno de los amantes del cine más leales. Coleccionista, historiador del séptimo arte, crítico. Tanto le entrega al cine Míguez. Pero sobre todas las cosas es un gran espectador y a la vez un gran divulgador.

Brey también adelantó algunos ítems que trata el libro. Señaló que “analiza los principales países -donde se desarrolla el cine europeo- y las principales corrientes cinematográficas”. Y reveló que en el próximo tomo de, Solo para amantes…, Míguez abordará especialmente directores, pero no desde sus roles y sus aportes al cine, sino desde otras perspectivas.

Además, relató que en este segundo tomo Míguez se detiene en el nacimiento del cine en Italia; luego en el neorrealismo italiano y sus aportes al realismo cinematográfico. Y después pasa a los EEUU. Para Brey la lectura de Solo para amantes del cine-En continuado le permite al lector ver “cómo es y cómo se va desarrollando fundamentalmente el cine”. 

Luego señaló que el autor explica “cómo el cine norteamericano contribuye a difundir la estética cinematográfica, pero en todos los aspectos (…) porque en general lo conocemos como el cine espectáculo, pero también tiene directores de gran jerarquía que supieron aportarle al cine elementos totalmente artísticos, como no se dio en otros países”.

El director de Prensa Libre -que prologó la edición- también relató que Míguez “se dedica a comparar y a vincular” el cine con otros canales como la radio, la literatura. “Y hace un análisis de los géneros cinematográficos y se detiene particularmente en el cine negro que se encarnó en EEU, pero también en Francia inclusive en Italia y en otros países (…)”.

“Es invalorable que Alberto escriba sobre cine. Más en estas épocas en que hay poco nuevo sobre el cine.”, explicó Brey sobre lo poco y nada que se puede ver valorable en las pantallas convencionales (amén de los precios de las entradas). Y cuando “hay otros formatos (…) muy raros para nosotros”, dijo en relación a quienes gustan de ver cine en la pantalla grande.

El editor García, por su parte, pasó revista por la extensa experiencia de Míguez en el cine como coleccionista, historiador “con una enorme capacidad de relacionar datos de diferentes filmes, actrices, actores, directores, extras músicos, técnicos (…) y es un coleccionista que tiene películas de todo tipo y de todo formato”. Y destacó su afán por la divulgación del cine.

En esta línea García puso de relieve “sus incontables charlas en cineclubs, ciclos de cine. En todos lados donde se presentan películas su palabra en vivo y en directo, complementada con su pasión, es invalorable”, enfatizó. También valoró que tanta información haya sido volcada en un libro, pues ayuda “al espectador que se ve desbordado”.

García, que aportó las ilustraciones de la obra, también valoró la sistematización de la información que representa, Solo para amanes de cine-En continuado. “Es un enorme espectador de cine con una memoria privilegiada”, valoró asimismo del autor. El cierre de la charla estuvo a cargo del propio Míguez.

Primero reveló que estuvo dos años para dejarla lista para la imprenta. También relató que aprovechó a trabajar el material paralelamente a su tarea de programar ciclos de cine en el Museo Lumiton, de Vicente López. Y no faltan en el libro escritos que aparecieron editados como notas en medios locales -desde ya Prensa Libre- y especializados. 

Míguez definió el cine como “un medio de expresión de ideas, y un testimonio, donde cada director tiene un punto de vista subjetivo (…) y personal”.  Sobre sus gustos reveló que “me gustan los directores que tienen una mirada personal y transgresora”. Y entre estos destacó a los cineastas que “tratan de desconcertar al espectador de la lógica narrativa convencional”. 

Y explicó que en su libro trató de “rescatar las palabras de los directores”. En la charla dio, asimismo, pautas de cómo se mueve el cine como industria. “Hay películas -señaló, por ejemplo- que se estrenan, tienen éxito, pero no tienen trascendencia”. También evaluó que actualmente “con la cultura de la inmediatez es muy difícil que se forje un clásico”.

En esta línea Míguez sostuvo que en el cine actual “desapareció la perspectiva de futuro del cine”. Películas “que se reestrenaban a los veinte treinta años y mantenían el éxito”. Y destacó que actualmente abunda un cine “pochoclero”, “que le da más importancia” al merchandising, pues gana más con la venta de los productos, que con las entradas.

Míguez puso de relieve que el cine norteamericano “explotó los géneros, el musical, policial, los westerns. Los explotó hasta que se agotaban (…) Mientras que el cine europeo se dedicó más a los conflictos humanos; y tuvo una intención más artística si se quiere, un camino más vinculado a lo humano”.

Para el cinéfilo, la saga de, Solo para amanes de cine, “es un intento de recuperar la nostalgia de un cine que para mí fue importante, en mi infancia, en mi juventud, y que ahora no veo (…) Creo que es el capitalismo, en definitiva, lo que ha destruido todo eso que nos reconfortaba espiritualmente y nos hacía soñar como aquel cine (…)”.