El programa de becas del Rotary Club de Florida acompaña a alumnos secundarios en sus estudios con apoyo pedagógico y económico sobre las base de los valores de solidaridad y colaboración que sostiene al club rotario desde su creación; algo que también analizan y aprenden.
Fue una tarde noche muy emotiva la del martes 16 para el Rotary Club de Florida. La entidad benéfica festejó los 60 años de su Programa de Becas para estudiantes secundarios y le dio la bienvenida al programa de estudiantes universitarios, que funciona desde 2023, porque la institución nunca deja de renovarse e innovar.
“La historia de todo esto es muy sentimental”, inició el acto el actual presidente rotario, Alfredo Fernández. El salón de la sede “Juan y Beba Expósito” -que recuerda a pioneros rotarios- estaba repleta. Y no solo estaban algunos de los primeros becarios, con una trayectoria hecha de vida y de trabajo, sino los nóveles que recién transitan la adolescencia.
Más adelante, Alberto Expósito, amplió lo dicho por Fernández. Recordó que la beca nació de un hecho trágico. En una inundación por temporal en la Calle Roca al 3700-común en el oeste del distrito desde siempre-, por los desagües obstruidos y sucios, un rotario salió él mismo a destaparlos y la corriente se lo llevó.
Sus compañeros de entonces -el Rotary de Florida tendría un par de años de fundado, corría 1964- pensaron en cómo retribuir ese gesto de entrega, a la vez tan doloroso. Entonces se impusieron solventar los estudios de los hijos de la familia, que se habían quedado sin padre. “La mejor manera de decir es haciendo”, sostuvimos, recordó.
En la oportunidad, asimismo, Expósito recordó a aquellos pioneros que impulsaron la ayuda con visión de futuro. Por caso, Cándido Barca, Luis Bozzolo, Alberto Brusco, José Burman, Carlos Cambiasso, Ángel Colombo, René Dobanton. También, Juan Expósito -en la actualidad la sede rotaria lleva su nombre y el de su mujer, Beba-.
Escuchaban también la historia invitados especiales, por caso, la intendenta de Vicente López, Soledad Martínez. La Defensora del Pueblo local, Celeste Vouilloud. También la asistente de la gobernadora rotaria, Ana Cermesoni; y el gobernador rotario electo, Luciano Gilabert. Las familias de los actuales becarios con ellos.
Y representantes de entidades cercanas al Rotary de Florida -se sabe que tejen redes virtuosas con la entidades de bien público-, por ejemplo, el presidente del Club Balcarse, Marcelo Linaldelli; la titular de las Damas Rosadas locales, Norma Giménez; la directora del Museo de la Forrajería, Margarita Laragnée.
El Rotary se acercó a las escuelas públicas locales Nº 3, 5, 9, 11, 12, 13, 14, 20 y 32. No es casual. “Hemos entendido que tenemos que trabajar con las escuelas de la zona”, explicó Expósito. A lo largo de los 60 años del Programa de becas, pasaron por la sede rotaria de la calle Warnes al 1300 más de 700 alumnos y alumnas.
Le tocó el turno, entonces, al Defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, que habló sobre educación en valores. Pero primero valoró su título de maestro. Se remontó a la Grecia antigua. Señaló que para Sócrates “la educación era una relación horizontal en la que nadie tiene la razón”; y destacó que el sabio “conversaba e interactuaba en las plazas”.
También puso de relieve que el padre de la filosofía enseñó a que “el conocimiento obliga a hacer el bien” y que justamente por ese motivo fue vilipendiado por el poder. En su erudita y dinámica charla pasó por Leonardo Da Vinci, Bertolt Brecht y adscribió a que también, “la base de la educación es transformar para buscar la armonía”.
La intendenta Martínez valoró y agradeció la labor del Rotary con su programa educativo, y observó que “desde los municipios podemos hacer mucho por la educación”. Pero no dejó de reconocer que la existencia de programas como el de los rotarios de Florida “marcan una ausencia del Estado también”.
La intendenta se comprometió a “estar más cerca y hacer mucho más” para apoyar al programa de becas rotario. Y particularmente se dirigió a las y los actuales becarios y exhortó a que “aprovechen este espacio que no es común”. Y volvió comprometerse “cuenten con nosotros”, aseguró. Y aun faltaba el plato principal.
Se incorporaron dos mesas y se proyectaron dos videos. Primero la que denominaron becarios del siglo XX -empresarios, profesionales, personas con amplio recorrido de vida- Estuvieron allí Daniel Colombo -actual coordinador del programa-; Hugo Guardo; Luis Ruffet; Néstor Biancuchi y Oscar Chan. Todos adolescentes hace 60 años.
Contaron sus experiencias por aquellos años. Rescataron los valores de colaboración y solidaridad que aprendieron. Y que luego pudieron poner en práctica, pues como dijo Ruffet “después de la beca siguió la vida”. “Más allá de lo económico, como personas (…) nos sentimos muy a gusto en esta casa”, recordó también Biancuchi.
Expósito recordó que un grupo de becarios del programa, asimismo, promovió la creación de la primera escuela especial de Vicente López. La Escuela Nº 504. Pero Colombo, que en la actualidad guía a los actuales becarios, reveló a modo de resumen: “Pensé que venía a dar y me equivoqué. Recibí más de los que doy”.
Luego intervinieron los de becarios del siglo XXI, actuales adolescentes. También relataron sus experiencias. “Aprendí los importante que es ayudar a mis compañeros”, señaló, Nicole Pellegatta, de 17 años, becaria secundaria de Villa Martelli. Entre risas del auditorio, reconoció que también aprendió a leer libros de papel.
Y la becaria universitaria, Milagros Nuñez Ayala, vecina de Munro de 18 años, valoró que encontró en el Rotary un lugar donde “nos dan un espacio donde aprendemos, pero sobre todo donde también somos escuchados”. Tras las intervenciones de las mesas hubo un momento de reconocimientos y descubrimiento de placas.
En diálogo con Prensa Libre, Linaldelli, del Club Balcarce, explicó: “el club tiene una filosofía muy social. No fomentamos la competencia sino la solidaridad y la participación, Y consideramos fundamental la educación en esos valores, que es lo que hace el Rotary”.
Colombo y Expósito
coincidieron en que, en los 60 años, los rotarios que tuvieron a cargo el
programa “han procurado que cada uno de los estudiantes, al final de su
paso, se lleve consigo una valija llena de valores. Para aplicar, en su vida personal y profesional (…)”. Y
Expósito explicitó una visión de la entidad de Florida: “Todos tenemos algo
para dar”.
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