La artrosis es una enfermedad que afecta a las articulaciones dificultando la movilidad, que provoca dolor articular y rigidez. Se produce por el desgaste del cartílago que recubre las articulaciones, primero se vuelve frágil y quebradizo, después se adelgaza y, finalmente, desaparece.

En el marco de la concientización sobre la artrosis y su relación con la actividad física, se destaca la importancia de comprender esta enfermedad y su impacto en cualquier etapa de la vida


Muchos factores pueden favorecer la aparición de la artrosis, como antecedentes de lesiones o uso excesivo de las articulaciones, edad avanzada y sobrepeso. Según la OMS es una enfermedad articular degenerativa que afecta a la capacidad de una persona para desplazarse sin limitaciones. Es fundamental comprender que la artrosis puede afectar a personas de todas las edades y estilos de vida, no solo a la tercera edad.

Actividad física y artrosis

El ejercicio es un pilar fundamental en el tratamiento no farmacológico de esta enfermedad, siendo recomendable realizar ejercicio tanto para prevención como para su tratamiento, porque ayuda a fortalecer los músculos y proteger las articulaciones. Ahora bien, en algunos casos puede presentar un riesgo especial, sobre todo en personas que fuerzan repetidamente una articulación o un grupo de articulaciones. 


La artrosis de cadera y de rodilla está muy relacionadas con la obesidad, pero también con los deportes de alto impacto sobre estas articulaciones. Según la OMS la articulación de la rodilla es la afectada con mayor frecuencia, con una prevalencia de 365 millones, seguida de las articulaciones de la mano y la cadera, y por debajo la columna vertebral. La artrosis afecta a toda la articulación, incluso a los tejidos que la rodean por esto es muy importante su prevención y/o tratamiento. 

¿Puede prevenirse esta patología? 

Para aquellos que padecen artrosis o desean prevenir su desarrollo, es crucial adoptar un enfoque integral que incluya ejercicio regular, cuidado postural y atención médica adecuada. Está demostrado que un estilo de vida saludable, con el mantenimiento de una dieta adecuada y la realización de ejercicio físico moderado para fortalecer la musculatura, es clave para la prevención.