Marcos Vilaplana (58) es concejal electo por Fuerza Patria en San Martín. Encabezó la lista. Comenzó a militar en el peronismo desde muy joven, a instancia de su madre, docente que ejerció cargos en el gobierno municipal de San Martín. Abogado de trayectoria, especializado en derecho administrativo, preside el Colegio de Abogados local, y forma parte del Consejo de La Magistratura. En esta entrevista habla de él; del desencuentro del ciudadano actual con la política; de los jóvenes y de lo que podrá aportar en el Concejo.

Su mamá, Tuti Monsalve, fue consejera escolar y la primera mujer en ser secretaria del Ejecutivo en San Martín, por el peronismo (de Bienestar Social 1987-1991, gestión Brown). Marcos Vilaplana (58) es abogado especializado en derecho administrativo. Vecino de Villa Ballester, Se inició en política desde adolescente, tenía 17 años, y siempre en el peronismo.

En la actualidad tiene a cargo la secretaría Legal y Técnica del municipio. Pero además preside el Colegio de Abogados de San Martín. En las recientes elecciones de medio término encabezó la lista de Fuerza Patria en San Martín para renovar el Concejo Deliberante. Así que sin duda se lo puede llamar concejal electo, por el oficialismo local.

A nivel provincial, presidió el organismo de control del agua (ADA) y forma parte del Consejo de la Magistratura bonaerense. En esta entrevista dice con convicción que “la política le da respuestas a la gente, pero cuando eso se rompe hay apatía”. También habla sobre él y de lo que podrá abordar una vez que asuma como concejal oficialista.   

-¿Cómo llega a la candidatura al Deliberativo?

-Lo primero que aclaro es que mi relación con la política empezó siendo muy joven. Tenía 17 años cuando empezó la democracia, y mi madre fue candidata a consejera escolar en ese momento, por el peronismo. Con lo cual empecé a trabajar en aquella campaña acompañando a mi vieja, y ahí arranqué. De ahí para acá siempre en el peronismo. Tuve distintos cargos. Pasé por cargos en la provincia. Integré el gabinete de Katopodis desde el minuto uno. Era subsecretario de gobierno, con una conformación de gabinete diferente, había una secretaría y yo era subsecretario. Después continué en el mismo cargo durante uno o dos años del primer gobierno de Moreira; hasta que me nombraron secretario en la Secretaría Legal y Técnica. Y el intendente me ofreció encabezar la lista. Siempre había tenido participación muy directa en las elecciones del PJ porque era apoderado de las listas. Lo soy desde 2011 para acá.

-¿Siempre quiso ser abogado?

-Sí, sí. Muy temprana tuve la vocación. No tuve dudas respecto de qué estudiar, fue casi naturalmente.

-Actualmente se destaca el desencanto de la ciudadanía por ir a votar. Pero hace mucho que el vecino se desentiende del Concejo ¿Qué puede aportar un concejal nuevo para variar esa tendencia?

-No sé si un concejal podrá hacer un aporte trascendente a eso. Porque es una tendencia que viene marcada ¿Qué problemas llevan a esa apatía que incluso se notaba al principio de la campaña? Bueno, el desencanto con la política es el primero. Venimos de frustraciones y los peronistas podemos hablar de los últimos cuatro años de Alberto (Fernández). Fueron frustrantes, los cuatro anteriores de Macri también. Con lo cual la gente politizada posiblemente perdió mucho de ese encanto con la política. La política le da respuestas a la gente, pero cuando eso se rompe hay apatía. Nosotros, producto de la exposición que tuvo Gabriel (Katopodis) seguramente, pudimos llegar al vecino con el mensaje.

-¿Y que se planteaban sobre eso?

-Lo que decíamos era: si nuestro ciudadano está desencantado con el gobierno nacional, el momento de pegar el primer grito era el 7 de septiembre y eso caló hondo. Y si participó un poco menos gente que lo habitual, no fue tan notorio como en (piensa) Corrientes u otros lugares. Se trata de reconstruir esa relación, en mi caso del peronismo, pero en general, es de la política con la gente. Lo importante es que la gente se interese por la política. Es parte de lo que hay que hacer, sin duda. La gente lo reclama, lo necesita. Es bueno culturalmente; lo es para la sociedad. Hay que restaurar esa relación que la política supo construir con la gente, que hace ver a la política como una herramienta transformadora. Y esto no es tarea ni de quien habla, ni de ningún iluminado, sino de la política en general.

-Katopodis dialoga mucho en las calles, estaciones, colectivos…

-Creo que lo destacable de todo esto es la cercanía. Y me consta. Porque he recorrido muchas veces, por supuesto la municipalidad, todo el territorio de San Martín, primero con Gabriel (Katopodis) y luego con (Fernando) Moreira, (actual intendente). Y la verdad es que la gente los reconoce. No sé si saben que es el intendente, pero se arriman porque en algún momento han tenido una charla, y eso disparó algún planteo y construyó una relación personal. Algo que es muy difícil de lograr. Sin embargo, tanto Fernando actualmente como Gabriel primero, lo supieron hacer y creo que la gente respondió también a esa cercanía.

-Usted en un reportaje hablaba de los valores de un líder político. “Saber escuchar” decía y que el Estado debe estar cerca de los problemas de la gente ¿Es más difícil postular eso con un gobierno nacional en las antípodas de esa visión?

-Bueno, desde la construcción con el diálogo, yo pongo un ejemplo que podría ser hasta emblemático. Nosotros tenemos una obra paralizada desde el minuto uno del gobierno de Milei que es muy importante para la municipalidad. El túnel de la calle Perdriel. Por sus características técnicas, requiere el trabajo mancomunado de Nación y municipio. Con este parate que Milei propuso a la obra pública, obviamente está quieto. Y yo quiero escuchar a los concejales que asuman por la oposición a ver qué propuesta tienen respecto de esto. Creo que nadie que vive o nació en San Martín y fue elegido para representar los intereses de la ciudadanía en el Concejo, puede oponerse a que hagamos una petición de consenso al Gobierno Nacional, los 24 concejales, para que reactive esa obra.

-Me da pie a que le pregunte qué proyectos tiene en lo personal para el Concejo

-El Concejo Deliberante es un organismo dinámico. Yo no puedo saber de antemano qué vamos a discutir, pero sí que tenemos una idea clara de lo que le hace falta a San Martín. Yo tengo un perfil muy técnico y producto de estar tanto tiempo laburando en la comuna hay un montón de cosas que quisiera revisar. Normas de procedimiento administrativo, modificar trámites de habilitaciones, hacerlos más ágiles. Desburocratizar sin que sea motosierra, esto que quede claro. Hacerle al vecino más fácil los trámites. Un ejemplo concreto: las eximiciones de tasas de los jubilados. Era un trámite de todos los años. Pero si el jubilado sigue siendo jubilado, su propiedad es la misma, entonces lo hacemos automático y deja de ser un peregrinaje para el jubilado. Como esa hay un montón. Son cosas técnicas, del orden administrativo. Pero entorpecen a veces esa relación de cercanía que decíamos que tiene que tener el municipio con la gente, una relación directa con el vecino, que es lo que no tiene que cambiar nunca.

-¿Cómo ve a la juventud? Algunos dicen que está cerrada en lo suyo, que no se interesa por lo social, que vive para adentro…

-Creo que tiene que ver con un contexto histórico que lamentablemente a los jóvenes de hoy les tocó vivir. Primero fue la pandemia. Un tipo de 20 años vivió un tercio de su vida guardado en su casa. Eso provocó en él y en todos nosotros, toda la sociedad, un cambio de percepción y de mirada. En el caso de quienes teníamos ya cierta edad y algunas habilidades sociales consolidadas, en pandemia sufrimos, pero salir del enclaustramiento fue más sencillo. Pero aquel joven que vivió consumiendo medios digitales esos tres o cuatro años, cuando salió a la normalidad se encontró con que la vida es diferente. Y tenía la enorme frustración de vivir encerrado. Además, el gobierno de Alberto y anteriormente el de Macri, fueron malos en general para la gente e incidieron en la percepción sobre la política de los jóvenes. En algún momento hubo una juventud muy politizada. Recordemos los ´70, el retorno de Perón. Los `80 el retorno a la democracia. Lo que sucedió ahora es que la política no había sabido seducir a los jóvenes con un horizonte más nítido y concreto.

-Si ahora Milei es el ejemplo, están en la lona…

-El gobierno de Milei para ellos fue una gran frustración. Porque también es cierto que mayormente los jóvenes apoyaron electoralmente a Milei. Todas las encuestas te decían que había sido votado masivamente por jóvenes. Y también los jóvenes ahora seguramente le soltaron la mano. Creo que tiene que ver con el contexto que les tocó vivir, con un enorme desencanto y guardados  gran parte de su vida. Eso no es poca cosa.

-Otro tema ¿Qué puede aportar la abogacía a la política, aparte de la cuestión técnica?

-Como abogado, dentro de mis virtudes está la de poder empatizar con el que tengo enfrente. Entender que los problemas siempre tienen por lo menos dos dimensiones, dos miradas diferentes, la propia y la que tengo enfrente. Y las perspectivas hacen que, aunque miremos lo mismo, lo veamos distinto. Entonces, cuando uno entiende eso, se hace mucho más fácil el diálogo. A mí, fuera del Concejo, me toca presidir un colegio profesional, el de San Martín, que tiene un consejo directivo de doce miembros, todos de extracciones políticas diversas. Sin embargo, a la hora de buscar objetivos comunes nos ponemos de acuerdo. ¿Por qué? Porque hablamos de cuestiones muy básicas. Trasladar esto al terreno político es retomar un concepto inventado hace mucho: la política es el arte de lo posible, y lo posible es lo que podemos charlar y construir juntos. Creo que esa es la mirada. No digo que haga falta en el Concejo, que es de diálogo, porque, en general, los cuerpos deliberativos son para eso. Pero muchas veces nos paramos en la diferencia antes que en la coincidencia. Entonces, es romper esa barrera que la política nos genera. Y sentarnos, escuchar y buscar consenso.

Gustavo Camps