El martes 18 de noviembre, dentro de las reuniones semanales del Rotary Club de Florida, se llevó a cabo una conferencia dedicada a reflexionar sobre el papel de la inteligencia artificial (IA) en el proceso de envejecimiento y en la construcción de sociedades más inclusivas.
Desafíos del siglo XXI para construir sociedades más amigables.
La charla estuvo a cargo del
doctor Eugenio Semino,
abogado, especialista en gerontología, Defensor de la Tercera Edad de la Ciudad
de Buenos Aires y presidente de la Sociedad Iberoamericana de Gerontología y
Geriatría, junto con Mariano Llanos,
emprendedor, conferencista y cofundador del Eldy
Project, una iniciativa que promueve la inclusión y la reinvención de las
personas mayores de 50 años.
Los conferenciantes se refirieron a
los alcances de la IA, los desafíos que plantea en un mundo que avanza a ritmo
acelerado y las oportunidades que abre para mejorar la calidad de vida de las
personas mayores.
Luego de las cálidas palabras de bienvenida del presidente del Rotary Club de Florida, Alberto Expósito, dio comienzo una velada que también incluyó emotivos reconocimientos a las Damas Rosadas de Vicente López, al Club Sportivo Balcarce y al Rotary Vicente López, en el marco de sus respectivos aniversarios.
Tras del tradicional asado de
camaradería, el joven emprendedor Mariano Llanos,
cofundador del Eldy Project,
realizó una dinámica charla sobre longevidad y tecnología, y sorprendió a los
asistentes señalando que en la actualidad “hay
alrededor de 5.500 personas mayores de 100 años y muchas de ellas siguen
trabajando”, un dato que abrió la reflexión sobre los nuevos escenarios del
envejecimiento activo.
Antes de su intervención, el
doctor Eugenio Semino
había compartido la imagen de una abuela cercana a cumplir 107
años, quien, según relató, mantiene hábitos cotidianos tan simples
como disfrutar de sándwiches de miga de roquefort, un ejemplo vívido que
ilustró la diversidad de trayectorias y experiencias de vida en la vejez.
Mientras Llanos demostraba -a través de ejemplos concretos- la importancia de hacer un uso responsable y orientado de estas herramientas para desarrollar un emprendimiento, potenciar una actividad profesional o resolver tareas cotidianas, se pudo experimentar en vivo distintas aplicaciones de la inteligencia artificial. Explicó también cómo formular las solicitudes a la IA para obtener respuestas ajustadas a las necesidades de cada usuario, ya sea en la generación de audios, textos, información, imágenes o incluso música.
Al cierre se propuso un juego participativo en el que cada mesa debía aportar una frase. Con las contribuciones, la IA compuso una canción que luego pudo escucharse en distintos ritmos, según lo que el público iba solicitando, generando un momento de sorpresa y diversión colectiva.
Luego, el doctor Eugenio
Semino profundizó sobre los desafíos que las nuevas tecnologías plantean
para la estructura social. Advirtió que, si bien la IA abre oportunidades
inéditas, su uso concentrado en manos de unos pocos podría derivar en
escenarios de dependencia o incluso de formas modernas de esclavitud. “La
herramienta no es peligrosa en sí misma; es peligroso que quede solamente en
manos de quienes tienen poder para imponer condiciones al resto de la sociedad”,
señaló.
También cuestionó que algunos debates -como el previsional- siguieran anclados en lógicas del pasado. “Escuchar que el sistema se resume en cuántos activos sostienen a cuántos pasivos es patético. El mundo cambió muchas veces y no nos enteramos”, afirmó, destacando que en Europa existe una fuerte preocupación por legislar y normar estos procesos tecnológicos para que contribuyan al desarrollo social y no a la fragmentación.
Recordó que el espíritu generacional impulsó transformaciones culturales profundas: “Somos de la generación de ‘la imaginación al poder’. Tenemos que creer en nosotros mismos”, dijo.
Al referirse al envejecimiento, Semino
resaltó que la longevidad creciente debe ser vista como una oportunidad y no
como una condena. Mientras algunos países alcanzan expectativas de vida cercanas
a los 90 años, el desafío –dijo- es asegurar calidad de vida, comprender los
procesos de fragilización y garantizar una apropiada asistencia. Mencionó que
en Japón la robótica ya es parte de la atención geriátrica, pero recordó que “falta
algo esencial: el amor, la piel con la piel”.
Finalmente, invitó a reflexionar
sobre el equilibrio entre tecnología y vida comunitaria en un mundo que tiende
al encierro digital. “Podemos construir un mundo entero con un teléfono
–advirtió-, pero no podemos dejar de ser parte del mundo real”. Y
concluyó, con la convicción que caracteriza a los profesionales de su área: “Los
gerontólogos somos optimistas patológicos: peleamos por un día más de vida,
porque un día más es un día eterno”.














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