La periodista, Vero Zeller, acaba de ser reconocida con la distinción, Solidaridad 2025, por la Fundación Aldea Ideal, una institución que trabaja por la inclusión de personas vulneradas socialmente y con discapacidad. Con más de 25 años de experiencia periodística en la zona norte, Verónica Zeller (49) -porque, Vero Zeller, es como la llaman, y una verdadera marca en la actividad periodística- además es productora artística (Javier Caumont, Félix Pando) y webmaster (portal de Pablo Layús); y experta en informática.
Si alguien en los medios de prensa zonales dice “Verónica”, el que escucha pedirá otro dato para saber de quién se habla. Pero decir “Vero” es decir, Vero Zeller, periodista, desde hace más de 25 años en la región, productora y webmaster de artistas; y parte de la organización del Premio Faro de Oro, que reconoce tareas en radio, televisión y deporte.
Y sobre esto último, este año la distinguida con un premio fue ella misma. La Fundación Aldea Ideal, una institución que trabaja por la inclusión de personas vulneradas socialmente y con discapacidad, le otorgó el premio, Solidaridad 2025, “por colaborar solidariamente con el bien común y ayudar con sus acciones a construir una comunidad más inclusiva”
En esta entrevista habla de sus comienzos en los medios; relata que aprendió a ser solidaria desde su propia casa; valora el compañerismo entre los periodistas; evalúa que no siempre las conferencias de prensa son accesibles; y recuerda con mucha gracia cuando en una, la fuente le dijo sin tapujos: “vengo a hablar con alguien en serio”.
-Más allá del premio recibido, el colectivo
periodístico regional reconoce tu solidaridad, tu compañerismo en lo cotidiano
¿de dónde viene esa actitud?
-Sí, bueno, en parte viene ya aprendido desde casa. O sea, no se hace fácil a veces el periodismo, ejercerlo en la posición de uno, pero siempre hubo mucha solidaridad, no solo de parte mía, sino que de todo el entorno. Te darás cuenta de que para mí a veces son complicadas las conferencias de prensa, de pie yo no llego. Pero siempre hubo un compañero que me agarró el grabador y dijo: ‘yo lo tengo vos preguntá’. La gran mayoría nos llevamos muy bien y tratamos siempre de ser solidarios con el otro. Y una siempre aprende también de esas cosas y trata de incorporarlas en el día a día.
-¿Cómo llegas a los medios?
-Primero una aprendió también en casa que “todo lo puede”. Entonces vas de frente siempre con todo. Y trato de buscar mi espacio en los diferentes lugares. Yo empecé en los medios zonales, atendiendo un teléfono. Tenía incorporado el alemán antes que el español, por mi papá Walterio, en casa. Y me convocan de la FM 88 (pionera radio FM de Florida), para un programa que se llamaba, Aquí en Alemania, de Gisela, la mujer de Pedro Cesani (1948-2024), el dueño de la radio, que recibía llamadas de oyentes que hablaban alemán. Mi hermano además, se incorpora a la radio como operador y yo lo acompaño y aprendo ese oficio también. Y un día Pedro me dijo: si querés opera vos sola un turno; después pasé a la conducción. Y seguí a la parte gráfica, de redacción. Y pasé a la informática.
-Te especializaste en
informática y las nuevas tecnologías también…
-Yo tuve un acercamiento, podríamos decir, desde la mamadera. Mi papá manejó la primera PC que llegó a la Argentina. Él trabajaba en Coca-Cola y a esa empresa vino la primera PC a la Argentina. Esa PC hoy está en mi casa y además funciona (risas). Y, claro, por mi papá siempre me interesó el tema de la computación. Me encantaba eso de poder escribir cinco líneas y de que la máquina haga algo. Y bueno, ahí me empecé a involucrar. De hecho, debo ser una de las pocas en la actualidad que maneja el programa BASIC del año 64 más o menos. Ahora no vienen esos programas para vos directamente poder armar tu propio sistema operativo. Van cerrando la cajita cada vez más. Antes tenías mucha posibilidad de crear un montón de cosas, ahora tenés que hacer lo que te indican. Ahora voy a aprender a hacer aplicaciones web para Google Play. Voy a aprender a hacer páginas web yo misma. Cuando dependés de un programador lo primero que escuchas es: esto no se puede. Y como dije antes yo siempre digo: todo se puede, hay que querer hacerlo y pasar horas para investigar cómo hacer distintas cosas.
-¿Hoy no se puede
pensar en el periodismo sin las tecnologías de la información? ¿No?
-No creo que volvamos a lo casetes. Antes tenías que pegar los pedacitos para hacer una hoja del diario y te llevaba horas y horas de laburo. Hoy la Inteligencia Artificial (IA) ayuda. Pero el uso indiscriminado, sin profesionalidad, quita muchas fuentes de trabajo también. Porque el profesional sabe hacer las cosas. Pero está el que dice “se lo mando a la inteligencia artificial y no tengo que contratar a nadie”. Y no es así. Porque la IA no tiene corazón. Nunca va a tener el sentimiento del periodista una nota escrita por IA. Y también está el tema de las noticias falsas. Las fake news son terribles. Y si no hay regulación (estatal) no hay solución. Y estamos en el país con una administración que es pro-desregulación.
-¿Y cómo fue que
decidiste trabajar con cantantes?
-Fue muy especial el momento en que empecé a trabajar con la música. Fue cuando falleció mi papá. Un cambio muy importante en mi vida. Era 2008. Facebook empezó a ser más llamativo la gente se sumaba más. Había trabajado antes con Esteban Mellino y en su radio la FM 90.1 en av. Maipú y Melo. Y tuve un problema personal que todos conocen (fue víctima de una estafa por alguien de los medios). Dejé por un tiempo el periodismo. Tuve que pagar mucho que no era deuda mía. Trabajé más. Y en ese entonces fallece mi papá.
-Todo junto…
-Y allí conozco al cantante Javier Caumont, al que también le había fallecido el papá en enero 2008. Era el gran actor, Cesar Bertrand. Juntos hicimos catarsis, con Javier. Me comenta que había cantado tiempo atrás y yo le digo “bueno, volvé a cantar”. Lo convencí, pero me dijo “necesito un productor”. Y bueno ¿Viste que te dije mi lema: todo lo puede? Arranqué con eso (risas).
-¿El ambiente artístico donde vos te movés te da
lugar?
-Si no me
lo dan, patada en los tobillos (risas) Lo que pasa es que hay que saber ganarse
el lugar. Si uno muestra entereza y fortaleza de entrada, es como que nada te
avasalla. Yo creo que tiene mucho que ver con eso. Entonces, si no te dan la
forma, la tenés que encontrar vos. En la FM 88 se planteó. Parada no llegaba a
operar, me subí a una silla entonces.
Pedro me dijo “ya está, para vos no hay imposible”. Es lo que me decían
en casa: “una todo lo puede”.
Yo, por lo general, no encontré trabas. Hubo algún caso perdido, en Vicente López. Me vio en una conferencia y dijo: “vengo a hablar con alguien en serio”. Pero saltaron todos los compañeros a defenderme.
-Hoy nadie se acuerda de esos personajes y vos
recibiste un premio (risas)
-Si van contra uno tenemos que pensar que van contra todos…
-¿Cómo ves a la sociedad en general con relación a la
discapacidad?
-La veo como que va incorporando el tema también. Ves que hay todavía colectivos con escalones, pero hay colectivos con rampas o el metrobús. Cosas pensadas e incorporadas para ayudar a que la gente que no tiene el acceso directo lo pueda tener más fácil. En ese sentido es más solidaria que antes. Yo antes tenía que subir de rodillas, me ensuciaba. Y se incorporan cosas para que nos sintamos integrados.
-¿Cómo te conocieron
en la Fundación Aldea Ideal que te premió?
-El músico, Félix Pando, al que yo produzco artísticamente, les hizo a ellos la música que los identifica, les donó parte de los derechos de autor y así. Yo les hice una nota y así me conocieron. Ahora tienen su cierre de año y me avisaron del reconocimiento. Iban a entregarlo el sábado 29, en el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad (3-12) pero por la lluvia lo pospusieron al sábado 6 de diciembre, en el SUM del Parque Aristóbulo del Valle en Villa del Parque (Cuenca y Marcos Sastre, CABA)
-En la actualidad se
fomenta el individualismo ¿Por qué elegiste ser solidaria?
-Es que una se pone a pensar y decís ¿Para qué vas a hacer de otra manera? O sea, te cuesta el mismo trabajo hacer las cosas mal y bien. Dar una mano o no darla. Y al no darla no te queda nada en lo personal. No estamos hablando de ganancias, sino de la satisfacción que en lo personal tenés al poder ayudar a otro. Me parece que es la única manera de que podamos cambiar las cosas que siempre decimos que vemos mal.
Gustavo Camps












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